Acá estoy otra vez, tomando un te blanco con unos bizcochos de bajas calorías en un nuevo intento de hacer dieta. Me canse de esperar un lunes para comenzar y decidí emprender mi travesía de sufrimiento un domingo. No fui al nutricionista porque en estos momentos mi billetera no puede afrontarlo. Perdí la cuenta de cuantas páginas de internet visite con la esperanza de que me dieran la pauta para esta vez tener éxito con mi campana de bajar peso pero al final del día tome la decisión de solo consumir menos porquerías y más comida de verdad. Si funciona, se los diré en un par de semanas.
Mi decisión de poner orden sobre mi alimentación me hace notar, por alguna extraña manera, lo desorganizada que está mi vida. Pareciera que cuando uno quiere empezar a hacer las cosas bien en algún área de la vida, otros asuntos que antes se daban por sentados comienzan a hacerse notar. Es como cuando uno limpia una habitación sucia, tal vez comienzas por las áreas más comprometidas pero a medida que te adentras en la limpieza comienzas a ver otros detalles que antes pasaban desapercibidos, se entiende?
En conclusión, en el afán de tener más control sobre todos mis asuntos, comencé a cuestionarme "que estoy haciendo con mi vida?" "hacia donde me están dirigiendo mis acciones?" "Estoy haciendo todo lo posible para alcanzar mis metas y sueños?" Dios nos otorgó a todos, días de 24 horas y sin embargo no todos saben aprovecharlas de la misma manera (incluida yo). No me malinterpretes, en mi corta edad logré cosas de las que estoy muy complacida y que solo con mucho esfuerzo se pueden conseguir, sin ir más lejos estoy a un paso de recibirme de Ingeniera. Sin embargo, no puedo sacarme esta incomodidad de que podría estar haciendo mucho más aun, como si tuviera un llamado más grande y estuviera desperdiciando valioso tiempo. En la Biblia, en el libro de Proverbios hay unos versículos que hablan sobre la pereza y me siento tan identificada con ellos que me estremece la idea de estar perdiendo tiempo y la fuerza de mi juventud en cosas vanas y pasajeras. El pasaje que se encuentra en Proverbios 6:6-11 dice así:
"Anda a ver a la hormiga, perezoso;
fíjate en lo que hace, y aprende la lección:
aunque no tiene quien la mande
ni quien le diga lo que ha de hacer,
asegura su comida en el verano,
la almacena durante la cosecha.
¡Basta ya de dormir, perezoso!
¡Basta ya de estar acostado!
Mientras tú sueñas y cabeceas,
y te cruzas de brazos para dormir mejor,
la pobreza vendrá y te atacará
como un vagabundo armado."
Te sentís identificado/a también? Entonces al igual que yo, deberías replantearte en que estas invirtiendo tus horas. Todos tenemos una milla mas que dar, depende de nosotros amiguitos!
Un abrazo amoroso,
SAZA 
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